Candela Ibáñez
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Dos mensajes, uno en inglés y otro en español, pero el mismo contenido en ambos. Ese fue, aparentemente, el último rastro de Ana María Knezevich Henao. Esta mujer, de nacionalidad colombiana y estadounidense, está desaparecida desde el 2 de febrero. Han pasado 208 días desde que las cámaras de seguridad la captaron por última vez entrando en su apartamento en el barrio de Salamanca (Madrid). Sin embargo, nadie la vio salir. Sin ninguna pista clara sobre su paradero, el principal sospechoso es su marido, Dusan Knezevich, quien está detenido en Miami.
El matrimonio llevaba 13 años y había logrado una fortuna a través de sus negocios de equipamiento tecnológico y alquiler de apartamentos turísticos en Miami. Los amigos de Ana indicaron que las tensiones entre la pareja surgieron por el deseo de Dusan de mantener una relación abierta. El motivo del crimen podría estar vinculado, según el FBI, a un «divorcio contencioso» en el que él se negaba a dividir un patrimonio valorado en 15 millones de euros.
Ana, de 40 años, había llegado a la capital para dejar atrás un divorcio difícil. Alquiló un apartamento inicialmente por un mes, del 5 de enero al 5 de febrero de 2024, pero luego decidió extender su estancia un mes más. El 5 de febrero, una amiga y ella habían planeado un viaje a Barcelona, pero Ana nunca llegó a la estación de Atocha.
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- Redacción: ANDROS LOZANO
- Redacción: MARTÍN MUCHA
Los mensajes hicieron saltar las alarmas entre sus amigos. Con una ortografía perfecta —algo a lo que no solía acostumbrar la colombiana— contaba que iba a pasar unos días fuera de Madrid con un hombre que acababa de conocer. «¡¡Conocí a alguien maravilloso!! Tiene una casa de verano a unas 2 horas de Madrid. Vamos para allá ahora y pasaré unos días allí. La señal es irregular. Te llamaré cuando vuelva», le decía a su amiga.
Un viaje con escala en Serbia para matar
La primera en dar la voz de alarma sobre la desaparición fue una amiga cercana. Al principio, la Policía Nacional consideró la posibilidad de que fuera una desaparición voluntaria, dado su historial de inestabilidad emocional, que incluía varias tentativas de suicidio. Sin embargo, unos días más tarde, la denuncia del presidente de la comunidad de vecinos por una serie de actos vandálicos puso en alerta a los agentes.
La Policía Nacional pidió de inmediato las grabaciones de las cámaras del edificio número 65 de la calle Francisco Silvela. Estas imágenes fueron clave para avanzar en la investigación, que finalmente llevó a la colaboración de agentes del FBI y de la policía italiana y serbia.
Aunque las cámaras estaban parcialmente pintadas, captaron a un hombre «con características físicas del marido de la desaparecida», según refleja el sumario de la Policía Nacional. Vestido como un repartidor, Dusan entró en el edificio de la calle Francisco Silvela. Unos movimientos registrados por la geolocalización de su teléfono. Entró en el piso y salió con una maleta de grandes dimensiones.
El rastro de Dusan comienza con un vuelo desde Miami a Estambul el 27 de enero. Desde allí, cruzó Europa en coche hasta llegar a Belgrado. El 29 de enero, alquiló un Peugeot azul 308 en Serbia. Al devolver el coche, el 15 de marzo, el vehículo presentaba ventanas tintadas, marcos de matrículas cambiados y dos pegatinas faltantes. La Policía Nacional vinculó esto con una denuncia previa sobre el robo de las matrículas de un vehículo en la misma calle del apartamento de Ana.
Los registros del vehículo revelan que Dusan había recorrido 7.677 kilómetros, una distancia que supera con creces el trayecto de ida y vuelta entre Belgrado y Madrid. Además, el rastreo de su móvil mostró desviaciones significativas en la ruta entre estas dos ciudades.
Con estos datos, en mayo la policía, con el apoyo de guías caninos y el Grupo de Operaciones Especiales (GEO), intensificó la búsqueda en el cauce del río Jalón y en la zona de la Autovía A-2, que conecta Madrid y Barcelona. Sin resultado en las batidas realizadas en territorio español, la última se ha realizado en una zona boscosa en Vicenza (Italia), utilizando drones con cámaras térmicas y equipos de georradar para detectar irregularidades en el terreno. Hace unos días el rastreo en Italia terminó, pero la investigación continúa.
A las pruebas de las cámaras de seguridad y el alquiler del coche se unen los mensajes de WhatsApp enviados, supuestamente, por Ana. Otra mujer de origen colombiano, que Dusan había conocido a través de una aplicación de citas, decidió acudir a las autoridades después de conocer por la prensa que el hombre con el que mantenía una relación era el principal sospechoso de una desaparición en España.
Al enterarse del caso, esta mujer se dio cuenta de que los mensajes enviados por Ana eran idénticos a los que ella misma había redactado a petición de Dusan. Durante su relación, el serbio le había pedido que tradujera algunos mensajes «al colombiano perfecto» para, supuestamente, ayudar a un amigo en la elaboración de un guion, como han confirmado las autoridades en las conversaciones entre ambos.
El pasado 4 de mayo Dusan fue detenido en el aeropuerto de Miami como presunto autor de la desaparición de su mujer en febrero. Desde esa fecha, el hombre de 36 años se encuentra en una cárcel de Miami, declarándose no culpable de los cargos de secuestro. Por medio de su abogado, Kenneth Padowitz, el sospechoso sostiene que no ha pisado nunca España. En el caso de que la policía no encuentre el cuerpo antes del 21 de octubre, Dusan será juzgado sólo por secuestro ante un tribunal de Florida y podría quedar en libertad.